jueves, 30 de junio de 2022

Guerra en y sobre Ucrania

 

VERDADES SUFICIENTES Y NECESARIAS (I)

(Guerra en y sobre Ucrania)

Evidentemente, lo que nos cuentan en los telediarios y en los programas ad hoc sobre la guerra de Ucrania no es la verdad de lo que pasa. De entre toda esa información tratamos de entresacar la otra realidad, que nos permite llegar a la conclusión de que el malo no es tan malo, principalmente porque el bueno no es tan bueno, y con esa conclusión (y partiendo del desastre que supone una guerra) a esta otra de la legitimidad  de determinadas acciones, sin necesidad de profundizar mucho, tal como la que se deriva de lo dicho (sabido) a propósito de los acuerdos de Minks (que no se tenga presente en los medios oficiales ya es un argumento en sí mismo) y de toda la situación prebélica o, siendo más exactos, de pre-invasión (puesto que ya existían acciones militares a manos de los ucranianos en su propio suelo); o como la que se derivaría de una simple comparación entre el cerco de proximidad ofensiva establecido a Rusia y uno equivalente realizado a EEUU desde México.

Así es como pasamos de la tesis oficial y principal a otra subsidiaria y antagónica sobre la que podemos legitimar casi cualquier acción, dado que además se acompaña de intereses o posicionamientos geopolíticos que nos resultan interesantes o apuntan a un determinado cambio, como es el caso de la hipotética vuelta al patrón-oro a través de las sanciones impuestas a Rusia, gracias al apoyo recibido por gran parte de los países, o de las economías en sí, dispuestas a garantizar los intercambios en rublos o en oro, a olvidarse del dólar y a empoderar la economía real sobre materia primas y bienes tangibles (a pesar de que no partamos de una posición ventajosa sobre este particular).

Hasta aquí todo bien, dado que, en efecto, hay una clara situación de extorsión por una parte y de expolio y sumisión de las economías productoras, por otra. Y dado que, también como consecuencia de lo anterior, el sistema financista imperante nos está llevando a ese sistema monopolista de la economía del que finalmente somos todos esclavos.

He dicho “hasta aquí” porque salvado esto, y esa especie de lucha de opuestos, no sabemos a dónde nos lleva esto, no ya sólo por el devenir de los acontecimientos sino por lo que pudiera haber detrás y ser un plan encubierto o escenificado mediante ellos. Sabemos que de una parte está el globalismo y de otra algo que le ha hecho frente, pero que a la vez le ha puesto en bandeja la situación de caos que necesita ese globalismo. Si nos atenemos al reseteo del sistema económico, no acertamos a saber si esto lo frena (como consecuencia del patrón-oro mencionado) o lo impulsa, como consecuencia del parón de la economía (inflación y escasez planeada en el ciberpoligon) al que da lugar, principalmente en Europa, carente de recursos naturales y de un sector productivo básico. Esto sin tomar en consideración el nuevo brote chino y lo que implica a efectos de futuros confinamientos y escasez de manufacturas, ni las repercusiones de la escasez de grano allí donde resulta esencial. Si hablamos de los niños vulnerables/vulnerados, dicen que han liberado a no sé cuántos miles, pero lo cierto que esos mismos miles son los que han sido puestos en bandeja a las mafias.

Respecto al dólar, que su funcionalidad tenía que desaparecer estaba cantado (y para eso se han encargado de fabricar billones y billones de dólares sin respaldo), la cuestión podría ser para ellos (en el sentido que estamos tratando ahora) cómo hacer el tránsito de forma creíble o asumible entre una forma de riqueza y otra, o cómo hacer la liquidación (la detonación) y el reparto, o cómo introducir el dinero digital sustitutorio. Incluso respecto a esto último no están claras las líneas divisorias entre lo que podríamos llamar unas y otras facciones, esto es, entre las globalistas (a las que a este respecto le asociamos la marca de la bestia) y las otras, que podríamos denominar patrióticas, que se vanaglorian de un control cuántico exhaustivo de los movimientos de capitales fraudulentos a través del QFS (sistema financiero cuántico) sin reparar demasiado en lo que significa (seguramente por la información intencionadamente ininteligible, esotérica, fragmentada de ello), esto es, sin reparar en que no sólo se controla el fraudulento sino el lícito, y con él todo, anulando en definitiva el dominio propio, la libertad y la privacidad, tal como pretenden los primeros. Todo ello sin entrar en el detalle de que llevar la economía a la economía real (y el valor real del capital acumulado) será mediante la superinflación o adecuación previa de las monedas sin respaldo a éstas (como el rublo) que sí lo tienen, es decir, sin entrar en el detalle de que QFS y su moneda digital operará sobre una economía ya de por sí desinflada o desprovista del carácter pernicioso de la abundancia monetaria.

Dicho más claramente, el QFS es un desarrollo común, como lo es la inteligencia artificial (IA) sobre la que se soporta (de la que una hija de Putin es experta), de tal modo que hay que coger una lupa para distinguir lo que pretenden unos y otros a propósito del mismo dado que en ambos casos el bloqueo externo de la cuenta bancaria (la posibilidad de acceder a bienes sin la existencia del metálico) es potestativo. Podríamos decir que sobre esta parte troncal del QFS tendríamos dos variantes en lucha que muy bien pueden encarnar la misma cosa aunque se postulen como diferentes, de una parte la agenda 2030 y de otra NESARA-GESARA (sobre la que ninguna figura relevante se postula, y sólo existe especulación), que puede ser la expresión de lo mismo desde un ángulo diferente (o fase de ejecución), y de ahí esa intencionada indefinición y ausencia de debate o desencuentro. La misma indefinición, por cierto, a la que nos tienen acostumbrados la clase política, que quieren diferenciarse pero que (sin un claro pronunciamiento) lo hacen sólo sobre cuestiones ideológicas y/o manidas y no sobre otras sobre las que podemos apreciar su verdadero calado o proyección, razón por la cual desconfiamos, dado que no necesitamos clichés sino verdadera esencialidad. Éste es el caso de la posición de Vox, por ejemplo, respecto de las vacunas, por la que te das cuenta de que no existe esa esencialidad (de los partidos globalistas ni hablemos), lo que te hace pensar que alguna cuestión compartida es vista de idéntica forma sólo en apariencia debido a esa (misma falta de) esencialidad.

En efecto, el desarrollo del QFS (los acuerdo de Basilea 3 y 4) no es el principal punto de desencuentro (si es que lo hay) o algo en lo que se pueda materializar éste para Putin o para los líderes de occidente, lo que demuestra que no lo es para las distintas facciones que están detrás de ellos. Para las distintas facciones, QFS o la moneda digital no representa un problema o un dilema, tal como ocurre con la cuota de poder alcanzada o conservada en el tránsito. En el caso de occidente, sabemos bien de las mafias que representa ese poder, sabemos igualmente de la existencia de una mafia rusa, sabemos de la entente de Putin con esa mafia. Todo parecería indicar que esas mafias, que básicamente son las mismas familias, están de acuerdo en lo principal, en hacer del mundo algo más manejable, rentable, etc., y que todo lo demás es sólo parte de la operativa, de la que podría formar parte esta guerra ucraniana, el encierro en Shanghái, y cualquier elemento de depresión que quieran activar, a pesar de la aparente discordia y desconexión entre eventos. Dos movimientos que en oposición llevan a un mismo lugar, como el eje de una rueda en rotación o como los pedales de una bici guiada por un único manillar. Ése ha sido desde siempre el resultado de la lucha de opuestos. El conflicto entre bloques es, de este modo, un conflicto programable en el tiempo, una bomba de relojería que sólo espera su mejor momento para la activación. No hay nada en la forma de proceder de las élites que nos invite a descartar esto rotundamente. Tendrán que ser, por tanto, argumentos de otra índole los que nos permitan pensar lo contrario. Continuará…