viernes, 26 de abril de 2013

Necesitamos algo más que un plan de empleo


Tanto el gobierno socialista anterior como éste han demostrado ser unos ineptos. Son unos ineptos porque no son capaces de vislumbrar (no predecir) mínimamente una solución, son unos ineptos porque no tienen una formación (dígase económica, humanística, etc.) como para comprender las situaciones que se dan, y son unos ineptos porque en virtud de esa ignorancia, y la ignorancia –aunque bien guarnecida académicamente– de los que le rodean, son incapaces de predecir si las medidas que toman surtirán o no efecto, por lo que estamos a manos de la suerte, del devenir.
La pregunta es, ¿si estamos a manos de la suerte, para qué carajo los necesitamos?
Pero sobre todo son unos ignorantes profundos porque no saben ver que el modelo éste en el que estamos inmersos, el neoliberalismo a ultranza, es un modelo que tiene una falla innegable, para la que no tiene solución el propio modelo, por lo que es incompleto.
Si en vez de ser tan ignorantes, fuesen un poco más listos y estuviesen un poco mejor documentados, sabrían que los sistemas incompletos –como ocurre con los sistemas matemáticos– son incompletos y que no sirve darles vueltas, sólo añadirle una condición más.
Ellos no hacen esto, ellos se empeñan en aplicar la tal medida que surtió efecto en la tal situación, según les contaron en alguno de sus masters, sin comprender la diferencia entre una variable de modelo económico más o menos ajustables y aquellas otras independientes o sistémicas para las que el sistema no nos brinda mecanismos de regulación.
En este caso estamos ante un sistema que no pone ninguna condición frente al capital, frente a esa reserva de dinero, que la tengan unos u otros representa la acumulación en su forma imperecedera del trabajo y el esfuerzo hecho por las sociedades. ¿Ustedes saben que ocurre si ese reservorio no se aplica o se va a otro lado?: que vamos camino de la economía de subsistencia. En esa estamos.
Aquí estamos, por tanto, respecto de los modelos económicos habidos, entre uno que no salía de la subsistencia y otro que nos lleva a ella (y a la esclavitud) cada vez que le da la gana o se pone de manifiesto una falta de previsión. ¿Qué hacer?
Es evidente que hace falta un plan nacional o internacional, no para el empleo (a pesar de estos más de seis millones de parados) sino para establecer ese nuevo e ineludible mecanismo de regulación, que nos lleve definitivamente a otras capacidades de control del sistema, y con ello a un nuevo orden social.

Lo demás, es para nada.



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