lunes, 15 de octubre de 2012

Segunda comunicación transversal del 15-M


La Sociedad Inversa no quiere imponerse como arquitectura del movimiento social o de los grupos, tan sólo llevar a una forma de pensamiento suficiente y necesario para la inquietud social —tiene carácter filosófico y/o sociológico—, y proponer igualmente un esquema de sociedad igualmente necesario y suficiente, plausible y alcanzable.
El esquema de sociedad se obtiene del desarrollo y la transformación de un par de hábitos sociales que son verdaderamente perniciosos (de los políticos y de la población en general), por lo que es aquí donde hay que poner verdaderamente el empeño, según lo apuntado en el Manifiesto y lo desarrollado (o por desarrollar) en los diferentes elementos teóricos. Ese será el trabajo.
La pervivencia y consolidación del movimiento social precisa la adscripción e integración de los diferentes grupos a esta forma de pensamiento, y de forma más general de las personas.
¿Por qué deben los grupos y las personas adscribirse a esta forma? Porque la forma de funcionamiento actual de los grupos no ha encontrado sus referencias y marcha hacia ninguna parte, porque no tiene una lógica de funcionamiento ni objetivos claros y concretos, y, en consecuencia, una capacidad suficiente de convocatoria y/o acción efectiva y descontaminada.
Contaminar las ideas significa juntar las verdades con anhelos, deseos, cargas ideológicas, etc., esto es, con otras cosas que no son tan verdades. Contaminar es quedarnos sólo con nuestras verdades sin tomar en consideración las verdades que se oponen a las primeras en una lucha de opuestos, en un Ser o no Ser
Lo vamos a repetir una vez más, las razones que se esgrimen no sólo tienen que servir a los que las promueven sino al resto de la sociedad, y eso es imposible cuando la atención se dispersa o se equivoca el foco de atención: nuestra clase política no es el problema ahora, y su sustitución/destitución, tampoco; la Constitución no es el problema ahora, y su sustitución, tampoco. No hablemos del sinnúmero de frustraciones históricas. Aquí se está equivocando el foco de atención (esas razones).
Aun partiendo de que esta clase política sea una negada, no es el principal problema ni el prioritario, y sin embargo se está actuando como si lo fuera, circunstancia que aprovecha (promueve) la oposición (corresponsable, en verdad) para establecer un acoso y derribo del gobierno (15-S), y los radicales (de izquierdas y de derechas) para establecer un acoso al sistema y dar rienda suelta a su violencia (25-S); y eso no nos conviene (ni una cosa ni otra): sin esa necesaria Deontología de la subversión, las verdades parecen menos verdades a los ojos de la sociedad expectante y necesitada de referencias claras e incuestionables.
Lo peor es que nos apartamos del problema y de la solución. Si quitamos a esta clase política seguimos teniendo el problema que tenemos, que es otro, si iniciamos un proceso constituyente, tenemos —como ya se ha expresado— el mismo problema, porque el problema es otro.
Esto no quiere decir que no se pueda iniciar un proceso constituyente y pedir responsabilidades políticas, quiere decir lo que ya se ha dicho.
El problema es el inadmisible poder político de los mercados (la capacidad de distorsionar la estructura social si no se somete a otras sujeciones) y el agotado modelo de sociedad. El problema es, de otra parte, la escasa voluntad política europea de aplicar esas sujeciones, que, ya testadas, han demostrado ser suficientes.
Y si tan fácil es esto de salvar las economías… Si la solución existe y no se quiere aplicar quiere decir que abiertamente se está jugando con los tiempos, con una finalidad.
El problema no es, por tanto, la Deuda, el problema es que se está manipulando el precio del dinero para que nos resulte casi imposible pagarla o lo hagamos con un gran coste económico y social, y  pérdida de poder político. Esta sociedad podría incluso asumir lo primero (lleva haciéndolo años), pero lo que no puede tolerar es la alteración fraudulenta y sus consecuencias.
Las condiciones económicas las está planteando mal Europa y las está asumiendo peor España. El auxilio económico no debe venir ligado al paquete de medidas impuesto porque se crea una identidad perniciosa entre ambos.
Si no hay auxilio, sube la prima de riesgo — si sube la prima de riesgo, las medidas tomadas no son suficientes — si las medidas tomadas no son suficientes, no hay auxilio.
Esta identidad sólo se puede romper o establecer en positivo acordando un paquete de medidas insoslayable y una ayuda incondicional, y la voluntad de modificar las medidas y la ayuda en función de las circunstancias.
El poder político local no tiene ningún as en la manga salvo la interminable negociación y el impúdico sometimiento, y saca sus propias conclusiones de un debate ineludible. Nosotros tampoco podemos eludir el debate en lo que debería ser nuestro Primer emponderamiento político, y sacar las nuestras.
Desde aquí creemos en otro tipo de medidas, en unas que supongan la alteración de esas dos dinámicas (la económica y la social) y nos lleve Hacia un nuevo orden social, que supere los viejos conceptos de distribución capitalistas y socialistas (ahí está la clave), pero, entre tanto, entendemos necesario dirigirnos al verdadero poder político para exigir que adopte las medidas que ciertamente puede adoptar, y no adopta por especular y manejar otro tipo de intereses.
Parece, por tanto, que nos toca a la masa social romper con esa identidad perniciosa y obligar al poder político (el europeo) a cambiar la estrategia que nos está asfixiando, mostrando que no nos importan las consecuencias (aunque nos importe), y exigir con desparpajo —si no se toman las medidas— el fin de esta relación desigual: no cuando ya no quede más remedio sino ahora, por libre elección, por simple desencanto de lo que supone Europa, de cómo entiende el compromiso, las propuestas y la idea de un futuro común.
Proponemos, en consecuencia, y así hemos querido hacerlo saber a la II Asamblea Estatal Constituyente, rodear el Parlamento europeo o la Unión Europea, ya sea de forma real o virtual, alentando a que todo aquel parlamentario, todo aquel comisionado que entienda que se está ejerciendo un poder desleal y contrario a los intereses generales, lo ponga de manifiesto y lo haga público, dejando el cargo y/o poniendo su Acta de Diputado a disposición de su partido, o que incluso sea el partido, asumiendo el compromiso, el que abandone el parlamento (su función) en tanto no se promuevan y adopten de forma clara y urgente las medidas ya expresadas. Esto mismo ya se ha referido a nivel Estatal respecto al papel a-deontológico de la oposición y su forma de desenvolverse: la oposición puede negar el sistema o hacer una huelga o una sentada en representación de los millones de personas a las que representan, que  se ven castigadas y que no tienen otra voz: no debe secundar la protesta, debe liderarla (así es como históricamente ha prosperado toda Ilustración). Puede hacer esto o callarse.
Esta proposición es seria, es contundente.
¿Por qué deben los grupos y las personas adscribirse a esta forma? Hay que adscribirse a esta forma porque es la única manera de optar a un sistema social creíble y alcanzable sin romper éste, porque es la única manera de realizar transformaciones paso a paso en la dirección marcada. Esta adscripción se puede hacer de varias formas.
Las personas que compartan este pensamiento pueden distribuirlo a sus contactos y hacerlo saber a sus respectivas organizaciones para establecer un debate interno y crear un verdadero estado de opinión sobre este particular (#lasociedadinversa), que no es otro que la necesidad de establecer un cambio de orientación, concepción y percepción de lo que es la sociedad: tenemos que superar este sistema, superando ciertas ataduras, esto es, ciertos mecanismos socio-económicos que nos empobrecen, pero también superando cierto maniqueísmo y lenguaje manido. Sabemos que las ideas no florecen porque están sometidas a la disciplina de los viejos esquemas: eso hay que romperlo, hay que exigir respuestas del siglo XXI para los problemas del siglo XXI.
Las organizaciones pueden ser sensibles a ese estado de opinión o crearlo por iniciativa propia y utilizar sus infraestructuras, sus listas de distribución, y otros medios, para  hacer todo esto suyo, es decir, hacerse cargo del planteamiento y dar los pasos pertinentes que deriven en la posibilidad de diseñar, estructurar y priorizar las demandas de acuerdo a su importancia y de acuerdo a su correspondencia con un modelo teórico social nuevo que necesariamente debe ser incluido en su espectro de interés si quieren optar a la pervivencia y a una verdadera transformación social.
Desde aquí se lanza un guante a las organizaciones. Son las organizaciones las que deben entender la importancia del modelo y de la propuesta planteada, y activar una convocatoria en la que se le dé forma  y se promueva, se diseñe  y obligue el compromiso político.
Todos, grupos y personas,  pueden comentar y establecer un contacto para ese fin o para la comunicación de iniciativas. Desde esta página estaremos atentos a la repercusión y la posibilidad de ejercer alguna función en este contexto y la de introducir esta perspectiva en alguna de las convocatorias ordinarias.
En cualquier caso, y sujetos a la libertad del pensamiento y la libre elección, seguiremos exponiendo el cuerpo teórico de La Sociedad Inversa, señalando aquello que nos acerca y aquello otro que nos aleja del proyecto de sociedad presentado.

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